22 de mayo de 2010

SUEÑO QUE VUELO



Miro a lo lejos... Ante el horizonte, como siempre, el mar... presente, inmenso, trazando la línea que separa el mundo. 
Recorro el paisaje que se muestra bajo mis ojos, inmutable, perenne, inagotable. 
Colores que antaño atraían mi admiración, esa belleza grandiosa que se regala a través de los tiempos se pierde hoy entre tonos grises y negros. Observo con atención: caminos, hogares, montañas, árboles, personas diminutas en sus quehaceres diarios... La aparente armonía se desdibuja en mi mente. 
Furtivamente, de vez en cuando, alguna brisa me hace recordar que estoy viva.
A mis pies, el abismo.
Quedo quieta sabiendo que un pequeño paso o una ráfaga de aire pueden hacerme volar hacia lo desconocido. 
Cierro los ojos y regreso a mi infancia; sueño que vuelo. El viento golpea mi cuerpo... ¡Qué placer sentirlo! Mis manos, mis dedos, se abren libres, sin caricias ajenas, sin lazos eternos.
Abro mis ojos... Aves, hojas, flores, rocas.... se apresuran a abrazarme y, por un instante, siento vértigo y miedo. El horizonte se pierde y, entonces, comprendo: caigo sin remedio.
De nuevo, cierro mis ojos y sonrío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales